Vacaciones

No sé ni por dónde empezar. Les escribo desde debajo de las cobijas, con la misma pijama que me acosté anoche. A mis pies la gata Ramona Stone sobresale tan brillantemente negra como es de las sábanas blancas y el edredón beige, se chupa de forma discreta y supongo que ahorita se quedará echada y cerrará los ojos. Son las 10:47 am, tengo una segunda tanda de ropa en la lavadora y dejé los platos del desayuno sin lavar. Esto para mí es vacacionar.

Pero las vacaciones iniciaron ayer, tengo vacaciones desde el 11 hasta el 20 de abril, gracias a Juan Santamaría y a Jesucristo. Entonces, ayer, para reiniciar mi cerebro me fui a hacer una caminata. Tiré la propuesta en el chat de un nuevo grupo de amigues y fue muy bien acogida, 66% de participación. Fuimos a caminar al Río Agres en Escazú, hasta Cacao y Tina, mascotas caninas, nos acompañaron. En algún momento, me separé del grupo, tomé un camino que llevaba a una cima desde la cual aparecía una vista espectacular hacia el norte (creo) y al bajar me resbalé, caí de culo pero mayormente sobre el costado derecho y me doblé el tobillo. Grité “jueputaaa!”, desde abajo alguien dijo mi nombre y bajé medio renca. Luego metí las patas en el agua helada del río y creo que eso me alivió bastante. Igual logré caminar de regreso sin mayor problema, brincando por las piedras cuando tocaba cruzar el río, pero me dolía un poco.

Esta mañana el tobillo derecho amaneció levemente hinchado y moreteado. Mi hermana, convenientemente fisioterapeuta, me recetó hielo, unos cuantos ejercicios y no caminar como usualmente lo hago por unos 8 días. No hace falta ser Freud para reflexionar sobre lo que necesito para quedarme quedita, como decía mi abuela. El punto es que, adicional a las recomendaciones de mi hermana, yo me receté no bañarme y quedarme en la cama todo este sábado.

Hace unos días, por recomendación de Lena vi Misericordia y me impresionó muchísimo. No dejan de impresionarme las personas, nuestra humanidad, lo que somos capaces de hacer, de decir o de no hacer o no decir. Me impresiona el miedo que tenemos, asociado, como dice Chaves, a la crianza religiosa. Por recomendación de uno de mis nuevos amigos con los que fui a caminar ayer, anoche vi No bears del cineasta iraní Jafar Panahi y de nuevo me impresioné muchísimo. No crean que soy fácilmente impresionable, es más que somos una especie impresionante. La manera en que nos relacionamos y las ideas bajo las cuales nos convencemos de cómo relacionarnos son impresionantes.

Hoy, en mi vacación, sin bañarme y debajo de las cobijas, quiero terminar de ver Pepe y seguir leyendo All Fours de Miranda July.

Les quiero.