radio

En mi oficina tengo un radio de señor, de esos de dos baterías doble A. Lo pongo de ruido de fondo mientras hago tareas varias. Un rato las noticias, un rato cualquier vaina que me encuentro en el dial. A veces es Shakira, a veces es Tupac, a veces es un enredo de nacionalidades latinoamericanas hablando de tonterías varias todos a la vez. No puedo creer que todavía exista la radio, y que sea gratis, aunque esté llena de anuncios insoportables. Qué maravilla.

Ya estoy de regreso en mi casa con todas mis cosas y mi perro. Hablo mucho con mi psicólogo sobre la ansiedad de no hacer nada, de no producir nada, de no hacer la tarea porque no hay tarea. No duermo bien ni cuando tengo trabajo ni cuando no tengo. Ni siquiera tengo quién me juzgue por vagabunda, más que yo misma. Como todo tiendo a culpar a la escuela, y al capitalismo.

Fui al cine a ver Gaucho Gaucho, porque había visto el trailer. Según yo iba a estar el cine vacío, pero estaba sobre vendido: tuvieron que liberar algunas entradas y así pude verla al fin. Para mi sorpresa resultó ser de directores gringos, que estaban ahí hablando de su película. Es visualmente bellísima, y sentimental en el buen sentido, y divertida. Podría haber sido un documetal escolar costumbrista pero resultó mucho mejor. Sin embargo se le nota la mirada de afuera, en cosas sutiles. Creo que su característica más gringa es que todos los protagonistas son buena onda, nadie es machista o xenofóbico u horrible. Al máximo hay un borracho que no le hace daño a nadie. No sé si un Argentino se hubiera conformado con la felicidad.