Vas a tener que prestarme el libro de Nehamas, me gusta eso que citaste, aunque me pregunté y me pregunto si se refiere a relaciones de amistad o amorosas. Ya sé, claro, que en estas categorías nos ubicamos en fronteras vaporosas, pero justo por eso quiero leer más del ensayo.
Lo que, según me decís, plantea Nehamas sobre la belleza, me llevó a algo que dice la voz narradora en un cuento de Ursula K. Le Guin, “Lo malo es que nosotros poseemos la mala costumbre, animada por los pedantes y los sofistas, de considerar la felicidad como algo más bien estúpido. Sólo el sufrimiento es intelectual, sólo el mal es interesante”. Y a esto otro de un libro de ensayos y poesía de Anne Carson, “‘I suppose you do love me, in your way,” I said to him one night close to dawn when we lay on the narrow bed. “And how else should I love you —in your way?” he asked. I am still thinking about that.’”
Una reflexión sobre la felicidad, otra sobre el amor, las de Nehamas sobre la belleza. También tengo esta pregunta: ¿Tendríamos que escribirlas con mayúscula?
De fondo tengo el partido Herediano vs la Liga y cada tanto chequeo el marcador de Chile vs Venezuela. No se vaya a creer que no soy de perspectiva internacional.
En las últimas semanas volví a darle vuelta, a machacar más bien, una idea que fue la banda sonora de una década lejana. Es esta: cuando la gente dice que tal evento o decisión o coyuntura la privó de hacer o vivir tal o cual experiencia o devenir, nunca se lo plantea desde la otra posibilidad. Parte siempre desde la negativa, nunca desde el escenario donde tal vez ese evento o decisión o coyuntura le permitieron no experimentar o vivir un destino aún menos favorable. Es como los que creen en vidas pasadas, no se sabe de nadie que diga, sí, fui un mendigo en las afueras de Versalles. A ver, siempre es el silogismo, no poco cándido, de “por esto me pasó esto”. Nunca el lugar para “por esto me libré de esto otro”. Es, me parece, apenas una forma más enroscada, pero al fin la misma, del eslogan distractor y hueco soy-el- dueño-de-mi-destino.
Suficiente plano conceptual por hoy. Fue un alivio cuando años atrás descubrí que el ruido incesante dentro de mi cabeza era porque nunca aprendí a masticar bien.
En fin.
Love & rockets
L.