Ya no quiero volver a trabajar nunca más. En esas estoy en este momento, a un mes de no haber ido a trabajar, ya me parece lo más natural del mundo. Podría ser una combinación de la época y la genética, porque como decís vos, en Costa Rica ya estamos en el cross-fat: mis papás ya me mandan fotos de alocadas fiestas de navidad de adulto mayor, las sobrinas están cubiertas de escarcha, ya nadie que trabaja para el Estado piensa contestar un teléfono hasta aproximadamente el 15 de Enero.

Leyendo tu texto en Samoa me acordé de la única vez que decidí correr una maratón, hace 14 años. Escogí la de San Francisco, que no es fácil, pero entrené un montón. El día de la carrera me dió diarrea antes de siquiera posicionarme en mi corral de salida, algo que una persona inteligente hubiese interpretado como mala señal. Tuve que parar en cada baño del trayecto, y en el kilómetro 27 pegué contra el muro durísimo. Recuerdo que iba dándole vuelta al lago de los patitos en el parque Golden Gate, y todas las preguntas existenciales que he tendido desde que nací me golpearon a la vez. La mujer con la que estaba corriendo esa parte de la ruta fue la que me salvó de dejarlo todo tirado para dedicarme a cagar a tiempo completo. Más tarde, en el kilómetro 32 o 33, sería yo la que la salvaría a ella de la desolación. Por eso me río cuando escucho que la maratón es una competencia individual.

Hace unos días alguien le pegó un tiro en pleno Manhattan al gerente de una empresa de seguros de salud, de esas que matan a cientos de miles de personas al año al negarles cobertura de sus necesidades médicas más simples. Algunos medios no se lo explican, quieren encontrar un motivo empresarial, algún otro poderoso que lo haya mandado a matar. Es inconcebible que una persona cualquiera, un pobre, haya decidido pegarle unos tiros y huir en una bicicleta rentada. Están tan acostumbrados a que sólo los poderosos pueden ejercer ese tipo de violencia. Será que entramos por fin a la Era de la Guillotina, como dijo un amigo en Mastodon? En fin, me encanta que haya huido en una bicicleta, un medio ilegible para la policía.