Lena,
Va un abrazo grande, lamento lo de tu amigo. Meto un segundo abrazo aquí. Sospecho que para llorar lo que hay que ponerse es la ropa de la frente en alto, así que llorá a tus anchas en los supermercados y museos y parques donde todavía está él.
Cómo olvidar ese mensaje x Whatsapp en que contabas del sueño de la noche anterior. Soñé que te habías muerto, empecé a leer y me preparé para esas supersticiones inofensivas que usamos todos tipo y-vengo-a-contarte-y-preguntar-si-estás-bien. Subestimándote, claro, porque lo que seguía era más o menos “y yo estaba cabreadísima de envidia.” Escupí el café, digamos.
Las señales son ambiguas, my dearest, pero no me quiero ir. Para nada, así que tranqui. Hace un par de días incluso te mandé minivideo de mi regreso a la natación. Discreto y municipal, ¡pero regreso!
Ey, acordate que pusiste la cartera en el piso.
abrazo tercero
L.