No te pregunté cómo sigue el gato gris. Es lindo, pero hecho mierda. Así es como nos llenamos de amigos y animales, los vamos recogiendo de la calle a pesar de que tienen sus cosas, pero son lindos. Igual nos van a destruir la casa, no nos van a dejar dormir.
Este fin me puse de acuerdo con una amiga para ir a su casa a hacer nada. Los especialistas en desarrollo infantil lo llaman juego paralelo. Los locos lo hacemos también, nada más necesitamos estar en la misma casa haciendo cada uno lo suyo. Ella armaba unos kits y unos folletos para dar un taller sobre cómo reparar tu propia silla de ruedas o ayuda de movilidad. Otra amiga investigaba la forma de armar un programa para proveer becas a gente trans que necesita casa. Otro investigaba para escribir un artículo, y de vez en cuando nos regalaba un dato, una historia incoherente. Yo hacía dibujitos de coyotes y leía a poquitos. A veces uno se levanta para hacer más té. A veces otro cambia la música por otra. Y así, toda la tarde, hay un espacio en que no estamos tristes y desesperados, porque el antídoto a veces es otra gente que transita por este infierno en silencio.
Por fin pude ir al cine a ver La Habitación de al Lado. Tilda Swinton me pareció como siempre perfecta, pero un poco acartonada para esta película. Creo que tener un personaje corresponsal de guerra es un peligro: o lo metés en la historia de lleno, y explica lo que ella es del todo, o queda un poco desconectado. En este caso pasó lo segundo. En cambio Julianne Moore corre como el agua, es una chica Almodóvar. Quería más de ella y hay menos. No he leído el libro, pero me hubiera gustado que la historia aprovechara un poco más el humor de la situación (que la audiencia siente, porque nos reímos en el cine). En fin es una buena película, y tiene momentos de amistad entre mujeres que reconozco, y que extraño, y que veo en el futuro, y todo eso.
Salí a caminar con Dante dos veces, y las dos veces vimos al mismo coyote. Qué lindo es. Un amigo peligroso.