asociaciones

Sigo bastantes artistas de stand-up, ya ustedes saben que es esa mi verdadera vocación. Denme chance nomás. Hace poco vi el clip de un norteamericano, se me escapa el nombre mientras escribo, que tenía un pasaje genial en el que comentaba los programas de canales tipo History Channel y las teorías elaboradísimas sobre alienígenas y las pirámides de Egipto, teorías que afirman que fueron construidas por extraterrestres. Pero de este tema pasó al que de verdad le interesaba: los mexicanos son los mejores trabajadores del mundo y la prueba está en que no hay un solo programa o teoría que ponga en duda quién construyó las pirámides de los Aztecas, Toltecas y Mayas, fueron los mexicanos. En eso pensé mientras leía lo de Lena y la cuadrilla de guatemaltecos y mexicanos trabajando en el techo.

Espero que Pau esté aprovechando el reposo obligatorio que le recetaron, para nada me alegra su lesión, me alegra saber que de verdad pasará varios días de las vacaciones en full reposo. Me gusta eso de que las leo y vienen a la vez lecturas o películas o vainas que he visto u oído. En la carta de Pau, cuando menciona la lesión como manera inconsciente de obligarse a a descansar recordé aquel libro de Susan Sontag, La enfermedad y sus metáforas, en el que, siempre lúcida y precisa, cuestiona justamente algo que siempre estuvo por ahí pero que llegó a convertirse en una convención contemporánea: las enfermedades tienen origen en el terreno psicológico (hemos escuchado cosas tipo le dio tal enfermedad por guardar lo que pensaba, por reprimirse). Sontag se resiste a ver la enfermedad como metáfora. Claro que no hay nada concluyente pero es un lujo leer su aproximación al tema.

La semilla del fruto sagrado, de Mohammad Rasoulof. La vimos el sábado en el Magaly. Como película divulgativa, muy bien. Como cine, en mi opinión, indeciso, errático, eso no sería negativo si fuera deliberado, pero no lo es. Termina como película de acción, cosa que tampoco sería un problema, lo malo es que parece cine de acción involuntario. En fin, lo bueno fue, todo a pie, ir a sala de cine, después tomar algo y a la casa.  

Últimamente he tenido sueños rarísimos. A ver, todos los sueños son raros, pero los de unas noches para acá asocian vainas que en otros sueños son menos difíciles de descifrar. Asociaciones y mezclas de gentes y eventos inéditos, anómalos. Ojo, no son pesadillas, para nada. Solo en extremo raros. Como si fueran sueños de otra persona, diría. Estúpidamente, claro. 

Tenía muchos días, semanas creo, de no salir a fumar tarde en la noche. Coincidí con el regreso de la banda de mapaches, todos en fila, con ese andar medio a brinquitos tan particular, alegre es la palabra que me sale. Me contagiaron.