más azul

Hace unos dias soñé con máquinas enormes, una combinación de grúa con una lijadora de banda que estaban usando para lijar las asperezas de los cables eléctricos. Aún en el sueño era insólito, pero ahí estaba la máquina haciendo su trabajo, con un enorme papel de lija. Yo (con el yo que somos en los sueños) recuerdo pensar que eso era una locura. Pero bueno, iba manejando y tenía que encontrar otra calle por donde irme. Ni siquiera ahí había tiempo de enfrentarme a lo que no tiene sentido.

Regresé a una ciudad cambiada de estación. Ahora ya no llueve, si no que hasta se puede salir a ratitos con camiseta de manga larga hasta exactamente las 5pm, cuando hay que volver a ponerse el abrigo. Todas las flores están en proceso de explotar, y en el árbol del patio no se ven los pájaros porque ahora los tapan las hojas verdes, nuevecitas. Todo cambió para mejor mientras me fui. El cielo hasta parece más azul, el agua de la bahía más azul, las montañas lejanas también.

Ayer fui al cine a ver Misericordia, del francés Alain Guiraudie. Qué película tan linda! Búsquenla para que la hablemos. Es una combinación de thriller con comedia negra, que es difícil de lograr. Hay momentos dramáticos y tensiones, emociones reales, conflictos interpresonales genuinos. Y al mismo tiempo por supuesto hay mucho de qué reír, muchas oportunidades para contradecir nuestros propios instintos.

Se me hace que cuando la gente dice que los jóvenes no tienen miedo a la muerte quizás se refieren a la muerte de otros. Yo vivo aterrorizada por la muerte de los demás, no la mía. A veces como Paula me sorprendo escribiendo el momento presente en nuestro cuaderno de recuerdos fúnebres. Una anécdota más para cuando a uno de nosotros le toque la mala hora. Nadie se muere la víspera.