maniobras

Me pasa lo mismo con los aviones, con volar. En mi caso, la consciencia de que uno está a 10 mil metros de altura y de que puede sacarse la rifa empezó un par de años antes de cumplir 40. Lo enfrento así: me automedico y en una petaca llevo guaro Cacique medicinal.

Una amiga querida está pasando un momento difícil, la suma de varios factores, coyuntura hostil. La acompaño para que me cuente y verbalice y se desahogue, la amistad es un lugar de la escucha y contención, casi nunca de soluciones. En fin, todo esto se sabe. De pronto, mientras ella me contaba se me fue cerrando la garganta, empecé a gimotear primero, a lagrimear después y en un par de minutos hipaba y lloraba desconsoladamente, perdía el aire luego hiperventilaba. Al punto de que la última media hora de la conversación fue mi amiga tratando de calmarme y aliviarme. Una maniobra de distracción, digamos.

Dos cosas más: 1. Las mañanas en la cancha de básket, Tyronne ya no me gana tan aparatosamente como la semana anterior. 2. He notado que disminuyó el número de mapaches que cruzan el parque tarde en la noche.